Sam Rogers — Los especialistas de la moda sabes que esto es verdad: es imposible acudir a un desfile de JW Anderson y no salir con una lista de deseos larguísima. Ese es una parte del talento de Jonathan Anderson, su habilidad innata de reunir una serie de fuentes de inspiración, motivos y técnicas supuestamente azarosas y potencialmente incongruentes y crear algo plenamente complejo.
En su estudio color blanco deslavado de Dalston, nos reunimos con el diseñador de treinta y cuatro años, días ya antes de su desfile en la Semana de la Moda de la ciudad de Londres. Es temprano y hay mucha luz, el sol de invierno entra por medio de las altas ventanas y en una de las paredes de la habitación se halla acomodada la compilación a la espera.
Chombas merchandising rosas refulgentes, azules prímula y verdes pistacho resaltan entre ciertos neutros sombríos, en parte debido al contraste de color, mas sobre todo por los volúmenes arquitectónicos de las mangas, las faldas, los vestidos y los detalles que tienen. Mas, como siempre y en todo momento ocurre con los diseños de Anderson, no todo es lo que semeja.
“Me agrada su naturaleza impactante”, afirma manteniendo un vestido fucsia de fil coupé, “los hilos lucen como plumas, mas no son. Semeja pelo, mas no lo es”. Más adelante en la barra, se halla un vestido de punto que combina un tradicional jumper de JW Anderson con una falda de seda en un mantecoso tono caramelo.
“Se semeja mucho a un huevo”, afirma Anderson, haciendo referencia a las estatuas de Barbase Hepworth y Henry Moore que inspiraron, en parte, el giro arquitectónico de esta compilación. “Pero asimismo es muy aristocrática. Esta temporada se trata de crear modernidad en el volumen sin ser demasiado nostálgico. La nostalgia”, advierte, “puede ser un arma de doble filo: en ocasiones la precisamos, mas al tiempo, siento que puede aplastarte”.
Y no es que Anderson –al menos eso parece– pueda ser aplastado por algo, ni tan siquiera por el presente tiempo político. “Es un enorme instante para ser una marca británica, y pese a que el país está atravesando una extraña transición –con el Brexit–, creo que debemos continuar juntos y apoyarnos entre todos. Debemos opinar en la moda británica y debemos sobrevivir”.
Ahora, Anderson habla del primer look que definió todo el tono de la compilación, el empleo irónico de un tocado y lo que espera que la moda británica haga de cara al Brexit.
Las ideas tras la compilación Otoño/Invierno dos mil diecinueve
“Hay que empujar la moda y las tendencias. Debes ser capaz de explorar en ti y perder el control de lo que te agrada por el hecho de que después llegas a explorar nuevas avenidas. Esta exploración se trata de explorar el volumen. Tomar diferentes volúmenes y yuxtaponerlos con el planeta, haciendo que las cosas exploten o bien se compriman. Asimismo tiene, para mí, la idea de una elegancia juvenil, lo que me semeja interesante: llegar al punto en el que unas chombas tienen firmeza, en el que no se siente que le faltó trabajo, mas que es mesurado. Hay un factor que es ameno mas sólido al mismo tiempo”.
Las capas y la continuidad
“La idea de volumen para el desfile empezó con el primer look y la capa de doble vista de lana de cachemire. Hay cierta belleza en la camisa y cierta masculinidad en el pantalón; una elegancia juvenil general. De igual forma en que semeja tradicional, hay cierto peligro. No se vuelve algo muy nostálgico. La época pasada se trató de los flecos y, en cierta manera, esta compilación da la idea de los flecos, mas sin verdaderamente tenerlos. Hemos explorado las capas muy frecuentemente, hay algo muy trágico en ellas que me agrada, mas esta es más reservada, es menos gótica y menos años cuarenta. Hay algo increíble con relación a donde se corta el cuerpo con una capa. Siento como que el que la lleva puesta se dirige a algún sitio con un objetivo».
El empleo irónico del sombrero
“Estábamos jugando con el sombrero sobre la cabeza y me agradó esta idea: donde el sombrero está separado del cuerpo; como un tocado, mas no. Hay algo retorcido en ello: deseas empujarlo cara abajo, mas no baja. En vez de eso, crea volumen y prolonga el look. Hay una extraña ironía en ello».
Hacer que la gente se sienta una parte de ello
“Cuando pensaba en la compilación, deseaba que la gente la viera redonda, sobre una alfombra grosísima, de forma que sintiesen algo íntimo. Así, el espectador puede ver el look completo, tal y como si estuviese virando, y haciendo que cada individuo se sintiese parte. Creo que el día de hoy –a causa de las redes sociales y de la industria– juzgamos a las marcas basándonos en su éxito financiero o bien en su descalabro, lo que da mucho temor. En ocasiones ignoramos la ropa y tratamos de asegurarnos de que creamos looks con los que todos se sienten conectados. No soy solo , deseo que todo el equipo se vaya a casa y sienta que hemos empujado tanto como podemos los límites”.
El ‘know-how’ comercial
“Como diseñador hoy en día hay presión para ser creativo, mas asimismo has de ser de manera comercial hábil. Pese a lo mucho que me agradaría diseñar ropa que no se vendiese, eso ya no puede suceder. Mas tratándose de operaciones comerciales, debe haber una obsesión con la realidad y la utilidad. Siempre y en toda circunstancia voy a ser el primero en cuestionar el carácter comercial”.
Ser una marca británica
“Creo que es esencial que sin importar un mínimo lo que pase en la política, recordemos que este ha sido el sitio de nacimiento de ciertos más grandes diseñadores de todos y cada uno de los tiempos –Vivienne Westwood, John Galliano, Alexander McQueen– y creo que es esencial que la moda británica conserve la anarquía, mas al tiempo que trabajemos de forma que prosigamos edificando ese legado. Es realmente difícil subsistir en la moda en nuestros días siendo una marca británica, y es esencial que, del mismo modo que en USA, resguardemos el talento que ha crecido en este país a todos y cada uno de los niveles”