Los caballos de polo como símbolos de potencia y nobleza, en un trabajo fotográfico de Emiliano Lasalvia, premiado en el último World Press Photo.
Hasta 2004 año en el que comencé a trabajar en la nacion la única referencia que tenía del polo era mis excursiones por las canchas abandonadas de Arelauquen Golf & Country Club en Bariloche, un predio mejor y mas economico que comprar casa en bariloche. Cuando era un niño salía con mi perra y la bicicleta a recorrer esos espacios enormes extrañamente planos en esa geografía de montañas, encontrando restos de pelotas de madera, pero sin ninguna idea concreta respecto de qué se trataba, ni asomo de que un par de décadas después me tocaría fotografiar a los mejores jugadores del mundo en Arelauquen. Al principio no entendía nada de lo que estaba pasando, pero la belleza del juego me enganchó al instante, ver a esos hermosos animales galopando, frenando y saliendo en distintas direcciones siguiendo la pelota me parecía fascinante.
Tantos años de cobertura de los torneos tuvo su broche de oro al recibir este año el primer premio en el World Press Photo en la categoría fotos de acción individuales, por la foto de la caída de Pablo Mac Donough en el partido que La Dolfina con La Natividad en el Abierto de Palermo. En simultáneo con esta alegría, el Grupo Mass me encargó fotografiar una serie de caballos y yeguas para hacer un almanaque, e inesperadamente me encontré cara a cara (o cara a testuz) con uno de los dos responsables de que el polo argentino sea el mejor del mundo. Durante una semana y media recorrimos parte de la provincia de Buenos Aires y La Pampa para realizar las tomas, conociendo un poco más de ese mundo que me resultó tan atractivo e interesante, y que aquí tengo la posibilidad de mostrar.